- Niños de San Pedro el Alto han nacido en el destierro, ya que un grupo armado de Teojomulco los echó de sus tierras
Texto: Pedro Matías/ Qué Pasa Pedro
San Pedro El Alto, Oax.- Un silencio en las sombras del destierro, no son buenos augurios.
El llanto persistente de Itzayani y las lágrimas desgarradoras de doña Juana rasgaron el silencio casi sepulcral de este rincón de la montaña.
Itzayani apenas tiene nueve meses y nació ya en el desplazamiento forzado de sus padres. Ella y sus otros dos hermanitos no tienen un techo seguro donde dormir.
Como Itzayani, doña Juana no puede contener el llanto. Su cáncer sigue avanzando, pero lo que la esta matando es haber dejado su casa que construyó con tantos sacrificios.
Con una voz desgarrada clama: “Me duele porque todo mi esfuerzo se quedó ahí, mi trabajo de toda la vida se quedó ahí. Ya no podemos regresar. Se llevaron todo, mesas, motosierras, trastes, muebles, herramientas, alambres, metate, comal…”.
Entre los lamentos, coraje e impotencia de los adultos, un pequeño, se escurre entre la muchedumbre para ir a beber el agua turbia, lodosa, del arroyo.
Así, 221 personas de las rancherías La Cofradía y El Tlacoache de San Pedro el Alto, desplazadas, desde el pasado mes de marzo, por un grupo armado de Santo Domingo Teojomulco, piden al gobernador Salomón Jara Cruz que se toque el corazón, pero su gobierno no les hace caso.
Itzayani no es la única recién nacida que vive sin hogar. Gabriel Badir, Sonia, Ulises, Karla, Leydi Gabriela y Santiago Gadiel tampoco tienen un techo donde vivir. Lo que es peor nacieron en el exilio, en el destierro.
Lo preocupante es que la presidenta de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, Elizabeth Lara Rodríguez, “no sabía del caso de desplazamiento forzado en San Pedro el Alto”.
Es por ello, que estas personas de San Pedro el Alto, desterradas de su comunidad desde hace 10 meses, no están incluidas en el informe que rindió la ombudsperson ante el Congreso Local.

Oaxaca, sexto estado por número de desplazados
Sin embargo, Lara Rodríguez, reconoció que Oaxaca es el sexto estado en el país con el mayor número de personas desplazadas, ya que durante el periodo de 2010 al 2023, aproximadamente 4 mil 499 personas han sido forzadas a dejar su hogar.
Y en ese mismo periodo se integraron 156 expedientes por desplazamiento de los cuales 131 son quejas, 103 se encuentran en trámite, 53 están concluidos y 25 son cuadernos de antecedentes. Por estos casos se emitieron mas de 250 medidas cautelares y tres recomendaciones. No precisó si fueron aceptadas y acatadas.
Luego de reconocer que se han intensificado los ataques armados para forzar el destierro, precisó que el desplazamiento se concentra en 77 municipios y 103 localidades de la entidad derivado de conflictos por tierras y territorios, así como de creencias religiosas, político-electorales o por explotación de recursos naturales.
Pero los 221 desplazados de San Pedro El Alto no están en el radar de la ombudsperson, pese a que San Pedro el Alto está a solo 78.5 kilómetros de la capital de Oaxaca. Son dos horas y media por carretera para entrar a la Sierra Sur.
¡Pobre gente!, fue la primera expresión que salió de entre un grupo de periodistas que se dio a la tarea de presentar la radiografía del exilio forzado ante la indolencia gubernamental.
La belleza del lugar por las caprichosas formas de las montañas cubiertas de bosque, el azul intenso del cielo y el movimiento de las inestables nubes contrastaban con el dolor, la impotencia, el miedo, el coraje de las familias que dejaron sus casas de madera al ser despojadas por un grupo armado de Santo Domingo Teojomulco.
El llanto de Itzayani Cruz Zárate, de escasos nueve meses, llamó la atención de entre los desplazados.
Elizabeth Zárate Santiago trata de calmar el llanto de su pequeña amantándola, pero no cesa. Alberto Cruz se acomide a cargarla para apaciguar los sollozos de su pequeña.
Me acerco para saber de la pequeña. Los padres, inicialmente, se mostraron renuentes a dar información.
– ¿Qué edad tiene su bebé? Tiene nueve meses.
– ¿Nació desplazada? Sí.
Al agarrar un poco de confianza empiezan a contar: “Nos salimos antes por miedo. Es que gente armada llegaban, nos amenazan y cerraban el paso. Entonces, Por temor o el riesgo de perderla (a su bebé) o me pasara algo a mi, tomamos el riesgo de salirnos antes”.
“Ellos (los armados) suben y tapan el paso y luego no dejan salir ni entrar a nadie. Ellos llegan, así como si fuera su propiedad. Son grupos armados. Dejamos nuestra casa. No tenemos casa ni acá ni en San Pedro. Tenemos prestado un cuarto. Dejamos cerrada la casa, pero abrieron y se llevaron todas las cosas. Ya no podemos entrar porque si nos encuentran nos van a llevar a su pueblo.

“Nos están quitando todo”, dicen
Alberto resalta que “ellos (los de Teojomulco) están acostumbrados a matar y quién nos va a mantener, tenemos otros dos hijos. Salí con poca ropa. Vamos a buscar trabajo en otros pueblos a rajar leña o trabajar de albañil.
El rostro de Alberto es duro. Hay enojo en sus muecas. Su coraje lo desahoga: “Yo no tengo miedo, a mi sí me duele, no se vale, todo lo material se están robando. Se están llevando la maquinaria, se están llevando mesas. Si no hace caso el gobierno, vamos a tomar otras decisiones nosotros, ya estamos cansados”, advierte.
“No nos están quitando una paleta a un niño. Vamos hacer lo que se pueda hacer. Yo no tengo miedo. Te hablo por mi gente. Estamos empezando de nuevo. Esa gente debe tener castigos y si no va a parar, nosotros podemos defendernos porque estamos pensando por nuestros hijos”.
Doña Juana López Velásquez comparte su dolor ante los medios de comunicación: “Ya no aguanto trabajar, me dio cáncer, mi hija ya no estudió. Antes, había trabajo en el monte, ahora ya no hay. ¿Qué vamos hacer?”.
“Yo me preocupo de todos ellos (al tiempo que señala a los niños). Teníamos escuelas, no teníamos mucho, pero para mi era bastante, pero ahora nos refugiamos con algún familiar porque no tenemos el recurso para hacer nuestra casita”.
“La verdad es triste y muy dolorosa esta situación. Yo lloro, yo siento, me duele porque todo mi esfuerzo se quedó ahí, todo mi trabajo de toda la vida se quedó ahí. Ya no podemos regresar. Se llevaron todo, mesas, motosierras, trastes, muebles, herramientas, alambres, metate, comal”.
Y clama ayuda al gobierno: “Yo pido, ayúdennos. Somos personas de paz, trabajadores, nos dedicábamos a sembrar maíz, frijol, haba, chicharos, tenia flores, duraznales. Ahora de donde vamos agarrar.
Luego de resaltar que perdió su cita con el oncólogo por estar en esta reunión, con voz de llanto narró: “Si ya no podemos regresar que nos den un apoyo para desbaratar nuestras casas y traernos las láminas para poder hacer nuestra cocina, un baño o por lo menos un gallinero”.

Viviendas saqueadas
Al realizar un recorrido casi clandestino por La Cofradía y El Tlacoache confirmamos que la escuela, su templo y sus casas fueron saqueadas.
El campamento de la cofradía donde habitaban 150 personas todos se quedaron sin trabajo porque vivían de la explotación forestal. De igual forma los 165 habitantes del Tlacoache ya no tienen trabajo.
La bandera enredada y lastimada en una torre pareciera presagiar nubarrones. Mientras los animales deambulan a su suerte comiendo lo del campo.
San Pedro el Alto facilitó un terreno para que los desplazados tuvieran donde levantar un techo para vivir: Pueblo Nuevo, le llaman.
Ante la falta de agua, los niños toman agua del arroyo, comen lo que les da algún vecino de San Pedro o donde los emplean para trabajos domésticos, el campo o labores forestales.
Lino Pérez Hernández, agente municipal de San Pedro el Alto, sostiene, con todos, comuneras y comuneros, niños y adultos desplazados del Tlacoache y La Cofradía, son alrededor de 250.
“Del Tlacoache son 165 y los demás son de la cofradía. Exigimos al gobierno que no haga caso, nos dé donde estar ya que nuestra gente está a la intemperie, no tienen donde cocinar, donde vivir, los víveres escasean, para ellos es bastante difícil. Se le pide al gobierno para que nos haga caso y nos tome en cuenta”.
Explicó que fueron desplazados por la invasión de Santo Domingo Teojomulco, “realmente ellos nos desplazaron con armas de alto poder, amenazaron a algunas personas y otras estuvieron a punto de ser colgados en la ranchería el Tlacoache. Ese desplazamiento ocurrió en el mes de marzo de 2024”.
“Este conflicto ya viene desde mucho tiempo atrás, primero nos desplazaron de Río Durazno, Rio Tinta, Rio Cacho, Perico, Llano Gaspar, Río Capote, Río Salinas son rancherías de San Pedro, sin embargo, desde el año 2012, 2013 empezaron atacarnos, nos quemaron una patrulla, nos quemaron la escuela en Llano Manteca. Y nos arriman para el Tlacoache”.
“En 2014 se nos pone una brecha y ya no pudimos seguir para adelante. En marzo de 2024 nos pone otra brecha en cofradía y nos desalojan”, continúa el relato.
– ¿Qué está en disputa? se le pregunta.
“Pues ellos dijeron desde un principio que peleaban las 7 mil hectáreas y la verdad nosotros con tanto sacrificio de la comunidad se hizo un trabajo importante para que se tomara esas 7 mil has para que la gente viviera en paz, pero ni aún así esos señores no aceptaron eso y se nos vienen mas adelante. Son 7 mil has las que están sobre la mesa”.
“Los atropellos que nos han hecho y las amenazas, es bastante injusto. A los niños los sacaron a punta de cañón o de arma, para que los padres se salieran”.
“No sé cual es la tirada de ellos, o ¿por qué?, si fuera el bosque o las tierras a lo mejor ya estuvieran aceptando o llegaríamos a un convenio, sin embargo, son las tierras lo que realmente (buscan) lo que pretenden es provocarnos para que caigamos en su juego para que haya derramamiento de sangre”, sostiene.

No hay manera de subsistir
Con el desplazamiento no solo perdieron sus casas, sino que también sus fuentes de empleo porque las empresas comunitarias Unidad Económica Especializada en Aprovechamiento Forestal Comunal San Pedro El Alto certificada por la organización FSC (Forest Stewardship Council) con sede en Bonn, Alemania y la embotelladora de agua Beedani fueron desmanteladas porque se robaron maquinaria, vehículos y herramientas.
Por el momento la empresa forestal y del agua están paradas, mas de 200 personas estamos sin trabajo. La mayoría de la gente que nos dedicábamos a lo forestal y tenemos 10 meses que no estamos trabajando, Nos han robado las camionetas, la maquinaria, grúas. Es meramente provocación”, sostiene el agente municipal.
Refiere que San Pedro El Alto tiene una Resolución Presidencial de fecha 19 de mayo de 1954 que le reconoce una superficie de 30 mil 47 hectáreas, mismas que fueron ejecutadas el 13 de mayo de 1956.
Ante el crecimiento económico por la explotación forestal sustentable que les valió el reconocimiento de organismos internacionales, vino la primera invasión de Teojomulco en 2013 y ahora en marzo de 2024.
“Aquí llegaron como se puede. Hay algunos que están bajo los naylos (plásticos) unos cuantos ya empezaron hacer unos cuartitos, pero la mayoría está a la intemperie. La mayoría se salió con la ropa que tenían encima, las que compraron trabajando se quedaron en sus casas de madera.
Don Lino relata que los habitantes de Teojomulco “llegaron a los ranchos y se llevaron los bienes. Se llevaron alrededor de 200 cabezas de ganado, mas herramienta, los muebles…”.
En Pueblo Nuevo, donde llegaron para vivir provisionalmente, los desplazados “no tienen gallinas, no tienen animales, se sacrifica uno bastante y bajan a la población por una o dos despensas a como les da el bolsillo. Nos quitaron el trabajo, no tenemos ingresos y los gastos son bastantes”.
“Estamos bastante desprotegidos, no estamos seguros. Queremos protección, seguridad, salud y que nos atiendan la cuestión de la educación”, pero el secretario de Gobierno, Jesús Romero López, no hace nada.
“Esto ya estaba a punto de reventar, pero primero Dios y regresemos a nuestras comunidades si el gobierno actúa con leyes”.
Virgilio Pérez Antonio, recuerda que vivía en la Cofradía desde el año 2000 porque es el centro de trabajo de San Pedro el Alto.
“Trabajé durante 20 años y ahora estamos sin trabajo. Mi esposa enferma y mis nietecitos sin escuela, sin techo porque a donde vivo no tengo mis animales, todos se quedaron allá arriba, trozaron el camino, y árboles para no poder pasar. Ahí están, nos amenazaron que si volvemos a ir nos van a quitar la vida”.
Al rancho llegan “camionetas llenas de gente armada, con armas de alto poder que solamente el ejército o la gente mala”.
“A mi familia y a mis nietecitos nos pusieron el arma en el pecho y nos dijeron, camínale y nos sacaron empujando, pero volvimos a regresar y dejaron todo destruido, quebraron los trastes, destrozaron las camas, una tele, los cables de luz. Y el gobierno poco caso nos hace. Nunca nos ha apoyado”.
Cuenta que hombres y mujeres construyeron sus casas y sus escuelas porque trabajaban en la empresa forestal y del agua o en el aserradero y otras trabajan en el chaponeo en el monte.
“El gobierno nunca nos ha apoyado, nos olvidó, las escuelas las hizo la comunidad, a lo mejor por eso no nos hace caso. Se hacen reportes y nunca nos llega ningún apoyo”.
“Yo vivía en rancho El Durazno, ahí viví durante 20 años, me vine como a la edad de los 20 porque ahí fui espantado, nos echaron unas balas. De ahí nos salimos y nos venimos al Tlacoache y ahí poco a poco nos vienen arrimando todo el tiempo con armas. Ellos quieren acabarnos”.
En su desesperación manifestó: “Que diga el gobierno, si no va haber apoyo, porque también podemos hacer lo que queremos, también nos vamos a igualar, también ellos pueden caer. Si fuéramos solos ya nos hubiéramos agarrado”.
Y es que ya es mucho, “en la brecha a Textitlán cayó uno de nuestros compañeros. Los han colgado, los han desvestido, los han hecho caminar sin huaraches. Eso no se vale, si uno fuera igualado pues qué cuesta agarrar unas piedras, con piedras, ahorcarlo o un garrotazo también se puede matar. Pero nuestras autoridades nos piden paciencia y ojalá el gobierno nos escuche”.

Vivir con miedo
Doña María Baltazar contó que en 2013 “eran las 7 de la mañana y estábamos preparando a los niños que se iban a ir a la escuela cuando ellos llegaron con armas de alto poder y nos dijeron que qué estábamos haciendo ahí. Y ya no dejaron llevar a los niños a Llano Manteca. Luego agarraron camino y se retiraron. Y a las 7 de la noche llegaron otra vez a hacer disparos y nos echaron a correr. Salimos a horas de la noche y nos venimos caminando para el Tlacoache y llegamos como las 4 de la mañana. Llegamos descalzos y arañados. Cuando quisimos ir al Durazno ya no pudimos ir porque las casas nos las quemaron, teníamos maíz, frijol y se llevaron todo. Motosierra, barretas y hasta mi monedero. Nos dejaron en la calle”.
“Y ahora nos corrieron del Tlacoache y ahora llegamos aquí y no tenemos ni como mantenernos. Vivimos con ese temor. A veces salgo a horas de la noche y vemos esos drones y no sé que hacen y a mi ya me da miedo. No puedo ir, el perro ladra ya siento que ya viene la gente por nosotros. Ya estamos muy asustados”.
No es vida y es una vida triste porque no tenemos qué comer. Somos 7. Su nieto tenia 6 meses y de repente le dio dolor y le dio como calambre y lo he calmado con puras yerbas caseras.
Lo irónico es que el pasado 22 de octubre de 2024, el gobernador Salomón Jara Cruz y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en México, Giovanni Lepri, signaron un convenio de colaboración para coordinar acciones en la protección de las personas en situación de desplazamiento forzado interno, apátridas, solicitantes de asilo, refugiadas o con protección complementaria.
La firma de este acuerdo, resalta el comunicado, fortalece las tareas de apoyo técnico que garantice la asistencia humanitaria y jurídica a este grupo de la población.
“Con la firma de este convenio, la Primavera Oaxaqueña refrenda su compromiso con los más altos preceptos de dignidad, justicia y derechos humanos, desarrollando un amplio esquema de atención para todas aquellas personas en situación de desplazamiento”, destacó el Mandatario estatal.
Dijo que al ser Oaxaca una de las entidades que ocupa los primeros lugares a nivel nacional en casos de desplazamiento forzado interno y ser puente para personas migrantes del centro y sur de América, este convenio permitirá también prevenir y actuar ante hechos delictivos para su salvaguarda durante su paso por la entidad.
Lo preocupante es que en el discurso el gobierno dice que apoyan a desplazados, pero en los hechos, estas familias están sufriendo el desplazamiento, el terror de un nuevo ataque y la indolencia gubernamental que los mantiene en el olvido.
Santo Domingo Teojomulco es un municipio de la Sierra Sur de Oaxaca que ha sido vinculado a masacres como la ocurrida en 2002 cuando fueron asesinados 26 indígenas de Agua Fría. El hecho fue resultado de una disputa de tierras entre los pueblos de Santiago Xochitepec y Santo Domingo Teojomulco. Por este caso fueron detenidos 17 habitantes de Teojomulco.

Conflicto agrario el trasfondo
Y ahora con San Pedro el Alto pretende apropiarse de 7 mil hectáreas y ha provocado dos invasiones y por consiguiente el desplazamiento forzado de familias enteras.
San Pedro el Alto administrativamente forma parte del municipio de Zimatlán de Álvarez y cuenta con una superficie total de 29 682.11 ha. Es una de las comunidades más grandes del estado y está compuesta por el pueblo principal y cinco congregaciones: Las Juntas, Cofradía, Pueblo Viejo, Las Huertas y El Tlacuache (Rosas-Baños & Lara-Rodríguez, 2013).
Su territorio es montañoso y presenta un gradiente altitudinal que va de los 1900 hasta los 3000 msnm. Predominan en el área bosques de pino, pino-oyamel y pino-encino con edades de entre 50 a 80 años. La supeficie de bosque bajo manejo en la comunidad es de 13 829.64 hectáreas y esta contribuye con el 10 % de la producción maderable en el estado de Oaxaca, según un estudio publicado en la revista Chapingo Serie Ciencias Forestales y del Ambiente.
En 1950 el volumen maderable autorizado para cosecha correspondía a 32 719 m3 anuales, mismo que era extraído por una empresa externa a la comunidad. En 1984 la comunidad asumió el manejo de su bosque y creó la empresa forestal comunitaria “U.E.E.A.F.C San Pedro el Alto”. A partir de 2017 el volumen anual autorizado para cosecha es de 100 000 m3. Dicho volumen es procesado en dos aserraderos propiedad de la comunidad, según datos del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS). febrero de 2024.- El secretario de Gobierno Jesús Romero López exhortó a la asamblea de Santo Domingo Teojomulco anteponer el diálogo, la paz y la conciliación con San Pedro el Alto, para evitar cualquier acto de violencia.
En febrero de 2024, el responsable de la política interna del estado, Jesús Romero López, informó a la opinión pública que el conflicto agrario de más de 67 años entre ambas comunidades se ha agravado en los últimos días debido a la intención de Teojomulco de apoderarse de 2 mil hectáreas que le pertenecen a San Pedro el Alto.
Romero López aseguró “estamos interviniendo para ubicar los factores que promueven un enfrentamiento, ya hemos detectado a personas armadas y se actuará conforme a derecho, porque la violencia no es la vía para alcanzar un objetivo”, sin embargo, es la fecha que no han solucionados el caso, por el contrario, hay desplazados y amenazas de seguir invadiendo.
No hay voluntad por parte de Teojomulco
El presidente de la Junta de Conciliación Agraria Rodrigo Jarquín Santos explicó que a pesar de que existe una propuesta de parte de San Pedro el Alto, Teojomulco no la acepta y ha tomado la postura de adueñarse de nuevas hectáreas de tierra.
Explicó que San Pedro el Alto cuenta con una resolución presidencial ejecutada en el año de 1956 que reconoce como suyas casi 31 mil hectáreas de tierra y que se encuentra jurídicamente firme.
Por otro lado, Santo Domingo Teojomulco tiene una resolución de 1966 en la que se le reconocen casi 19 mil hectáreas; pero no fue ejecutada debido a la inconformidad de toda la comunidad, que pretendió agregar otras 7 mil hectáreas que mantiene en disputa con San Pedro el Alto.
Expuso que, al dictarse una nueva sentencia en la que al juicio se le dio sobreseimiento (resolución judicial que pone fin a un proceso), al considerar que no había elementos para concederle un amparo a Teojomulco, quedó firme la resolución de San Pedro el Alto, por lo que en 2014 Santo Domingo Teojomulco abrió una brecha de la mojonera Tres Cruces hasta llegar al paraje Zacate Amarillo.
Esta brecha, dijo, les permitió apropiarse de 7 mil hectáreas, a pesar de que jurídicamente estas tierras pertenecen a San Pedro el Alto, por lo que ahora han argumentado que si no se les respeta esta brecha abrirán otra para apropiarse de 2 mil hectáreas más.
***
Este texto fue publicado en Qué Pasa Pedro. Aquí encontrará el enlace de la nota original.