Skip to main content
  • Los salineros de Salinas del Marqués enfrentan la reducción de su producción por el impacto ambiental del rompeolas del CIIT, las restricciones de la Marina y los daños no reparados de Pemex tras el derrame de 2017

Juan Carlos Zavala/

“El mar, antes estaba a 100 metros, ahora lo tenemos a casi un kilómetro”, asegura Raúl Antonio Gallegos, mientras señala la zona de construcción de las estrellas de hormigón del rompeolas de Salina Cruz, Oaxaca, inaugurado en marzo de 2024 por el gobierno federal.

El alejamiento del mar es uno de los impactos ambientales causados por la construcción de esta mega obra en Salinas del Marqués, una agencia del municipio y puerto de Salina Cruz, considerado el “rompeolas más grande de Latinoamérica”; y que también ha afectado la principal actividad económica de la comunidad: la sal.

Pero los salineros y salineras, como se les conoce a los productores, no sólo se enfrentan a los estragos en la naturaleza que han dejado las obras relacionadas con el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). Además, la Secretaría de Marina ha restringido el acceso a la playa, el gobierno incumplió su compromiso de realizar acciones a favor de la comunidad a cambio de permitir el megaproyecto, y aún padecen los daños provocados por el derrame de hidrocarburos sobre el mar en las instalaciones de Pemex, en el año 2017, y que los obligó a parar la producción durante cuatro años.

 

SALINA DEL MARQUÉZ, LA DESTRUCCIÓN DE PESCADORES

 

Salinas del Marqués es una localidad ubicada a tres kilómetros al noroeste de Salina Cruz, donde se encuentra una de las refinerías de Pemex y que con la construcción del CIIT será uno de los puertos más importantes del país para el transporte de mercancías.

Antes de la década de los ochentas del siglo pasado, esta comunidad conformada por zapotecas y huaves, se dedicaba principalmente a la pesca en mar abierto y en una laguna que se formaba en su playa; sobre todo, a la pesca del camarón, pero también había especies como langostas, lubina y pargo, entre otros.

En el último año del gobierno de José López Portillo, 1982, se inició con la construcción del puerto petrolero de Salina Cruz. Ahí se construyeron dos dragas que desazolvan diariamente una corriente de arena que provenía del mar de San Mateo del Mar, para que los barcos de mayor calado pudieran entrar sin problemas al puerto.

Esa arena fue desviada hacia el mar de Salinas del Marqués, y poco a poco fue acumulándose en su playa y alejando al mar; esto provocó que dejara de ingresar agua a la laguna y dificultó la pesca del camarón. A esto se suma que durante las temporadas de lluvias no ingresara el mar de fondo como en otros años, y que bajara la temperatura en el agua de seis a siete grados y la salinidad, lo que causaba la muerte de los camarones. Y la pesca de otras especies también se fue reduciendo.

Ante la afectación a esta actividad económica, se fue desarrollando la producción de sal como otra alternativa para la supervivencia de esta comunidad.

Actualmente, en un buen año, “cosechan” hasta 10 mil toneladas de sal y en un mal año, apenas producen entre cuatro mil y cinco mil toneladas. Los productores están organizados en cooperativas, algunas de ellas integradas por sólo mujeres, y son alrededor de 500 personas cabezas de familia que se dedican a esta actividad. Uno de sus objetivos es conseguir una refinadora para producir y vender sal para consumo humano; con esta maquinaria, sostienen que podrían producir la suficiente sal para abastecer al mercado del estado de Oaxaca, entre 50 mil y 60 mil toneladas, porque según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la entidad se consumen 80 mil toneladas de sal para el consumo humano cada año.

 

ROMPEOLAS, UN ECOCIDIO PERMITIDO POR EL GOBIERNO

El 26 de febrero de 2024 el gobierno federal inauguró el rompeolas de Salina Cruz con el objetivo de facilitar la llegada de embarcaciones mercantiles al puerto. De acuerdo con el CIIT, tiene una extensión de mil 600 metros y una profundidad de 24 metros, para permitir el acceso de barcos de carga tipo Neopanamax.

Para su construcción se utilizaron piedras o monolitos clasificados con diferentes nombres que van desde el núcleo (20 mil 1 mil 300 kilogramos de peso) hasta las estrellas de hormigón (de 16 a 19.6 toneladas), que se colocan en la parte de arriba para calmar la fuerza de las olas. La obra requirió una inversión de más de 4 mil 800 millones de pesos; pero, es sólo una parte del megaproyecto, porque también necesita de la construcción de plataformas para descargar mercancías y un medio de transporte del puerto hacia el Tren Interoceánico.

Las autoridades Salinas del Marqués firmaron un acuerdo con el gobierno federal, a través del entonces encargado del proyecto del Interoceánico, Rafael Marín, en el que se prometieron diversas obras para la comunidad y la promesa de desarrollo para sus habitantes, a cambio de que autorizaran la construcción del rompeolas y de una carretera para la circulación de vehículos con cargas pesadas.

Raúl Antonio Gallegos, ex presidente de la Sociedad Cooperativa de Producción Salineros de la Costa del Marquez S. C. de R. L. de C. V., afirma que hasta la fecha el gobierno no ha cumplido con la totalidad de las obras prometidas. Y tampoco, han cumplido con limpiar la playa de todos los materiales de construcción que dejaron, entre ellas un muro de piedras que ya no utilizaron. Mientras que la Secretaría de Marina ha restringido el acceso a la playa a las personas de la comunidad.

Lo más grave, asegura, es que el rompeolas causó que el mar se alejara alrededor de un kilómetro de la comunidad porque impide o bloquea el ingreso del agua para que los salineros puedan llevarla hasta las áreas en las que inician con el proceso de producción de sal tanto para consumo industrial y humano.

“Estamos teniendo consecuencia año con año porque el mar se está alejando. Ahora que hubo mar de fondo, tuvimos la oportunidad de acopiar el agua, de meterle a la laguna, pero ya no es como antes. Hoy ya estamos haciendo grandes para hacer cosas, tenemos que invertirle más, para que nos llegué el agua para la concentración”, explica.

Lo que necesitan ahora, dice, es la construcción de un canal que conecte directamente el mar con la laguna para tener agua suficiente para la producción de sal o para la pesca del camarón.

PEMEX, EL GRAN CONTAMINADOR

El 7 de septiembre de 2017, a las 23:49 horas un sismo de magnitud 8.2, localizado en el golfo de Tehuantepec, a 133 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, Chiapas, devastó la región del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. El terremoto, además, rompió los ductos de Pemex y contaminó gran parte de las playas, incluida la de Salinas del Marqués.

Un estudio realizado por peritos de la Fiscalía General de la República (FGR), tras la denuncia presentada por las autoridades de Salinas del Marqués y la Sociedad Cooperativa de Producción Salineros de la Costa del Marquez S. C. de R. L. de C. V., encontró mezcla de hidrocarburo en el mar; y de acuerdo con el reporte de la Regiduría de Ecología del ayuntamiento de Salina Cruz, emitido el 9 de septiembre de 2017, “se observó a distancia sobre la superficie del agua la presencia de una sustancia de aspecto aceitoso y a la orilla de la playa, algunos aglomerados de hidrocarburos esto es toda la franja de la playa”.

El informe de la autoridad municipal señala que se realizó un recorrido en la entrada de agua ubicada en la última escollera donde también se visualizó presencia de aglomerados de hidrocarburos y que estos se extendían hasta el cerro denominado Punta Conejo.

“Es preciso mencionar”, se apunta y advierte en el documento, “que dicha contaminación presente en la orilla pudiese ser introducida a más cuerpos de agua, tales como áreas de manglar y lagunas presentes en esta área, lo anterior en próximos eventos de marea alta”.

En ese entonces, la consultora Asesoría Integral CONAS de Oaxaca estimó que la contaminación provocaría pérdidas superiores a los 10 millones de pesos anuales, sólo para la Sociedad Cooperativa de Producción de Salineros de la Costa del Marquez que presentó la denuncia.

CINCO AÑOS DE CONTAMINACIÓN 

“Nos afectó casi como cuatro o cinco años que vivimos sin cosecha de sal en esa área. Al último tuvimos que seleccionar otras áreas para concentración de agua y cristalización de sal, porque esa área donde nos contaminó ya la dejamos apartada. Ya hemos estado metiéndole poco a poco por nuestro propio medio, vamos a estar limpiando poco a poco esa área. Pero sí nos pegó”.

Antonio Gallegos asegura que la primera respuesta de Pemex fue negar la contaminación, después acusó a los miembros de la comunidad de romper a propósito los ductos para contaminar el mar, y hasta que finalmente reconoció y comprometió a pagar la reparación del daño a los salineros y a la comunidad. Pero la reparación del daño no ha ocurrido en relación a la contaminación de la laguna.

“Ellos (Pemex) repararon el daño de aquí de la playa, pero no de la laguna y eso es lo que estamos nosotros ahorita este solicitando legalmente. Esperamos que la FGR ya emita una sentencia o lleve ante tribunales nuestra denuncia”, agrega.

Raúl cuenta que es salinero desde que tenía cinco años, que primero fue su abuelo, luego su padre y después él. Ahora, la producción de sal ya no es un atractivo para las nuevas generaciones que ven las dificultades económicas, sociales y ambientales a las que se enfrentan. “Prefieren buscar otras opciones, emigrar… Empiezan a buscar otra forma de vida, porque pues estamos viendo que ya no es lo mismo de antes en la pesca y en la sal”.

Leave a Reply