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Hay en Fernando Dávila una vocación mediática que arrecia pero que no está siendo efectiva. El último error, llamémosle de cálculo, fue la conferencia donde dio a conocer -mediante oficio y con cabildo completo- que ya solicitó el Parque Juárez para la entrega-recepción y en resumen, se apersonará como respetuoso de la ley, pero que a partir del 1 de enero, entrada la madrugada, serán sus chicharrones los que truenen, aunque Antonio “el Gordo” Sacre no quiera prestarle el parque. ¿Se imagina usted a un presidente en funciones que necesite hacer una rueda de prensa para mostrar el músculo, y en lugar de apuntar los tiros para denunciar la corrupción y el pillaje del actual munícipe, o señalar con energía que se está violando la ley desde finales de noviembre, convoque para entregar un oficio al estilo: acúsalo con tu mamá, Kiko?

El circo que se hizo o se está haciendo para la entrega-recepción es innecesario. Si realmente quiere exigir a Sacre, debe presentar una solicitud de auditoria en el congreso. Debió mostrar qué trámites de entrega-recepción se han realizado, y en dónde ha sido omisa la actual administración, sobre todo ante sendas declaraciones del actual munícipe, donde cínicamente ha afirmado “que no tiene deudas con las administraciones pasadas”. ¿Por qué en vez de jugar al “acúsalo con tu mamá, Kiko” no informó sobre el artículo 170 de la Ley Orgánica Municipal del estado de Oaxaca y la actualidad de las finanzas?, hasta los reporteros lacayos de Sacre lo cuestionaron, porque en ese mismo lugar lo abrazó y felicitó y se tomó la foto con él hace unos meses. En una administración con pocos recursos, un desayuno para informar berrinches mediáticos es algo innecesario, sobre todo porque ha tenido en frente todas las herramientas para evidenciar a un gobierno despótico y ha ido del apapacho a la denuncia estéril.

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