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El Sermón del Face

Miguel A. Vázquez de la Rosa

Miguel A. Vázquez de la Rosa estudió Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Es Integrante de la directiva de Servicios para una Educación Alternativa A.C. (EDUCA) desde 1994. Formó parte de la Comisión de la Verdad de Oaxaca y fue director de Radio Universidad de 2017 a 2022.

  • El gobierno de la 4T tiene una enorme deuda con las radios públicas y comunitarias en el país. Aquellos medios que forjaron una conciencia ciudadana en México, fueron aislados por la vocería de la Presidencia para favorecer a youtuberos, comentaristas, periodistas y medios de comunicación aduladores del régimen

 

Tuve la fortuna de dirigir por un periodo de cinco años la radio de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (2017-2022); una radio pública que funcionaba como radio comunitaria. Recuerdo que hacíamos un trabajo casi artesanal. La radio olía a casa y no estaba exenta de conflictos. Los oyentes llamaban a cabina y se ponían a platicar con los locutores como si estuvieran en el mercado o en el parque. “¿Por qué si es una radio oaxaqueña ponen música en inglés?”, se quejó cierto día un radioescucha. En una ocasión, una colaboradora me confesó que en su familia le preguntaron con, un dejo de asombro, “qué se siente trabajar en una radio comunista”.

Atestigüé el trabajo voluntario de muchas personas que, sin esperar retribución económica, difundían sus programas, contenidos e información a las más diversas audiencias. Cuando ocurrieron los sismos de 2017, por instrucciones del rector, se instaló un centro de acopio en la radio. La solidaridad fluyó de forma notoria. La comunidad aportó alimentos, ropa y medicinas y se convirtió en una especie de contraloría ciudadana. A través de la radio se denunciaron las triquiñuelas y la lentitud en el flujo de apoyo a los damnificados. El tema de debate en aquel entonces era: ¿por qué tardaba tanto la ayuda oficial? Un señor de la tercera edad se apersonó para preguntar en dónde estaba el millón de dólares que donó Lady Gaga, la cantante internacional, al gobierno de México. No atiné a darle una respuesta. Nuestra audiencia era rijosa.

Mi paso, aunque fue breve, me hizo reafirmar la visión de la radio como baluarte de la libertad de expresión en el estado. En las últimas décadas se constituyó como el medio de comunicación de los movimientos sociales de finales de siglo veinte y principios del veintiuno. No se entendería la movilización política de la sociedad oaxaqueña sin esta radio universitaria. Al igual que muchas otras radios comunitarias y públicas en el país, su contribución en la formación de opinión, análisis y reflexión política fueron determinantes en el triunfo de la izquierda electoral en el año 2018. En las radios rebeldes se incubó esa noción de cambio social.

Por ello, sin temor a equivocarme, considero que el gobierno de la Cuarta Transformación tiene una enorme deuda con las radios públicas y comunitarias en el país. Aquellos medios que forjaron una conciencia ciudadana en México, fueron aislados por la vocería de la Presidencia para favorecer a youtuberos, comentaristas, periodistas y medios de comunicación aduladores del régimen.

“Conocemos la importancia de las radios comunitarias porque son las que están en las zonas más apartadas del país, yo fundé una hace 45 años, La voz de los chontales, la cerraron porque hubo represión y ahora se volvió a abrir”. Así expresó el presidente López Obrador su apoyo a estos medios en la conferencia matutina del 16 de junio de 2021. En el discurso presidencial se reconocía el papel de las radios comunitarias; en los hechos sucedía lo contrario.

La política de austeridad pegó a los medios públicos, y se llevó de corbata a la radio. Este medio de comunicación nunca fue relevante para el gobierno de López Obrador, él apostó a las redes sociales y a La Mañanera, su principal instrumento de comunicación y de propaganda política.

El periódico El Economista realizó un seguimiento del presupuesto asignado a los medios públicos durante todo el sexenio, su conclusión fue que “el gobierno de la Cuarta Transformación no tuvo una política pública para los medios de comunicación sostenidos por el erario”. A partir de 2019 se redujo paulatinamente el presupuesto destinado a estos medios, con excepción del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM), dirigido por Jenaro Villamil.

A lo largo del sexenio el gobierno mantuvo -injustamente- en abandono sistemático a las radios comunitarias. De acuerdo al Instituto Federal de Telecomunicaciones, desde su creación a la fecha (2013-2024), se otorgaron 170 concesiones para radios comunitarias, 31 para radios indígenas y 1 para uso social afromexicana. La falta de apoyos y financiamiento, la sostenibilidad económica, la desigualdad en la reserva del espectro, la baja potencia en sus frecuencias, el largo viacrucis para obtener una concesión, han hecho que la pervivencia de las radios comunitarias resulte un verdadero milagro.

Aún con todas estas carencias, las radios comunitarias -con o sin concesión- sobrevivirán, porque encarnan la conciencia crítica del país, representan el medio de comunicación que goza de mayor credibilidad, siempre incómodas al régimen en turno, siempre rebeldes. La voz de los sin voz.

 

© Fotografía: Sitio web de Andrés Manuel López Obrador.

 

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