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Juntas

Veredas Psicosociales

Veredas Psicosociales es una organización de mujeres que acompaña proyectos de vida digna y contrarresta los efectos de las violencias y desigualdades desde el feminismo y una perspectiva psicosocial.

  • ¿A quiénes beneficia el discurso de que “para estar bien con los demás, primero debemos estar bien nosotrxs mismxs”?

 

Durante los últimos tiempos desde diferentes miradas y enfoques, se ha estado dialogando sobre la idea de la sanación como un camino que promete bienestar, sin embargo, es claro que el énfasis muchas veces está puesto en hacerlo de manera individual; y no sólo eso, sino que hacerlo implica una mirada fragmentada que divide el cuerpo físico, del ámbito emocional, por lo que, durante los últimos tiempos, se escucha y se enfatiza en la idea del “deberías ir a terapia” como sí, esa fuera la única solución.

La crítica a esta idea está puesta en que obedece a una forma de entender el bienestar, el cual está centrado en encontrar soluciones individuales, que han sido sostenidas desde miradas como el de la psicología tradicional, que muchas veces sólo fragmenta, clasifica y/o diagnóstica cuerpos, sin una mirada integral de respeto hacía las historias de las personas. Dejando de lado que las injusticias, desigualdades, opresiones, violencias, etc. generan muchos mayores impactos y, repercuten de manera profunda las vidas de las personas. Responsabilizando únicamente a éstas, de lo que les ocurre, sin generar reflexiones ni dando espacio para que se generen otras maneras de acompañar la sanación de las personas.

Proponemos, en este sentido, cuestionar lo que se está entendiendo por sanación, y para cuestionar esta mirada en boga, consideramos en primer lugar enfatizar en la idea de no fragmentar la mirada, apostando por la no separación del cuerpo físico de los otros ámbitos que conforman la complejidad de las personas, y considerar en las prácticas, dar cabida a otros ámbitos como el emocional, relacional y el espiritual.

Además de esto, hacemos la invitación para entender a la sanación, desde una dimensión política que va más allá de lo individual, apostando por una sanación colectivizada, donde exista un cuestionamiento sobre la idea del “bienestar” y, en este ejercicio, preguntarnos ¿A quiénes les sirve el discurso individualizante de que las violencias estructurales que atraviesan y producen dolores y repercusiones en las historias de las personas se solucionan con ir a terapia?

 

Con estas reflexiones queremos enfatizar en la apuesta de otros enfoques, que ponen al centro la dignidad de las personas, permitiendo que sean ellas, quienes van reconociendo y entendiendo cómo el entramado de las múltiples violencias estructurales atraviesa sus historias y las aleja del bienestar.

Enfatizando con esto que la sanación y el bienestar no viene por arte de magia, sólo con pagar unas cuantas sesiones de terapia. Y que la seguridad que brinda, tener un empleo digno, un espacio para vivir, alimentación segura, servicios básicos de salud, etc. en sí mismo ofrece y permite que muchos de los dolores compartidos puedan ser comprendidos.

Los enfoques que defendemos permiten que comprendamos que los dolores que nos atraviesan el cuerpo y el corazón pueden encontrar resonancias junto a otros y otras en espacios seguros,  abre la puerta a las posibilidades de despojarnos de la culpa de sentir y de esta manera dejar de mirar nuestros dolores como algo privado, con lo que tenemos que lidiar en soledad y, sin mostrar vulnerabilidad.

Encontrar, construir y generar con otras personas espacios para compartir los dolores, consideramos que se vuelven posibilidades para darle nombre, con nuestros propios términos, lo que es “estar bien” y “sentirse bien”, posibilitando que sean las personas quienes construyen sus historias, quienes significan y dan valor a su propia vida y a sus contextos más cercanos y de esta manera estar bien juntos y juntas.

De esta manera, son estos otros espacios fuera de la terapia, en donde está puesto el foco, en la capacidad de las personas organizadas en construir espacios de encuentro, donde se dé espacio a todo lo que les ocurre como seres colectivos que sienten, donde la culpa y el juicio queden fuera para transformar en potencias y en acciones colectivas los aprendizajes y saberes locales que juntas y juntos van reflexionando y accionando. Y de esta manera reconectar con los propios significados, con la red de la vida (el propio cuerpo, lo que tiene sentido, la libertad, la fe y la esperanza).

Que vincularnos con otras y otros desde los afectos facilite nombrar lo que cuesta o lo que no encuentra palabras. Y que sean los encuentros, el gozo del disfrute, lo que tenemos, de  frente a la idea de la producción sin descanso, que, encontrarnos con la otredad sea un acto político frente a un mundo que nos quiere fragmentadxs, aisladxs, indefensxs y enfermxs.

Que promover espacios colectivos para vincularnxs y sanar juntxs sea una apuesta. Que la sanación sea en el huerto, alrededor del fuego, en la cocina, en el espacio público, en las protestas. Que sentarnos, caminar, bordar y honrar la memoria o la ancestralidad sean para todxs. Que el conflicto y la diferencia sea la oportunidad para repensar. Que bailar, cantar y jugar sigan siendo parte de la vida frente a un mundo caótico y violento.

*Fotografía tomada de Pinterest

 

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