“Lo que entró, salió”, ese podría ser el resumen del montaje que hizo Antonio “Gordo” Sacre en su último informe de labores. Un informe que bien pudo ser una producción de televisión con colores bonitos donde se mencionan los lugares de Tuxtepec y la rimbombancia de obras de 2014 a 2015, aunque el informe haya sido sólo de 2016.
Ninguna cifra, ningún monto, nada que transparente el uso de recursos públicos por más de 500 millones de pesos, solo imágenes bonitas propias del glamour de la juniorcracia caciquil a la que el actual munícipe ha acostumbrado a la opinión pública, y justo como él dijo- recordando a aquellos viejos priistas- la historia le dará la razón, porque todos sus críticos solo han visto el árbol y no el bosque que él deja en Tuxtepec.- Eso sí, no mencionó nada de sus hoteles y su posición de nuevo millonario-. En temas tan delicados como inseguridad se dedicó a mostrar fotitos de cursos en colonias para prevenir el delito-, recursos que varios agentes afirmaron sirvió además de “prevenir la violencia” para que se compraran televisiones de plasmas y climas para sus hotelitos libres de violencia.
Errado en su discurso, con equivocaciones de lectura de nivel primaria, grandilocuente, efusivo, con dedicatorias familiares y la lagrimita y el aplauso de cocodrilo de un auditorio repleto de sindicalizados del Ayuntamiento, el edil tuxtepecano afirmó que se va con la frente en alto, orgulloso de haber cumplido. Así de grande puede ser el cinismo. Así de enormemente corrupto fue el trienio de la Gordilandia y sus compinches. Tiene razón Sacre Rangel, se le extrañará como el monte extraña a las cochinas.