Amor de Cabaret
Antonio Mundaca
Antonio Mundaca estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Veracruzana. Ha sido becario de la Fundación Gabo y es miembro de la Red de Periodistas de A Pie. Es corresponsal de El Universal, colaborador de Pie de Página, cofundador y reportero de El MuroMx. Obtuvo una mención honorífica en el Premio Nacional de Periodismo 2022 y el Premio Estatal de Periodismo y Derechos Humanos de Oaxaca en 2017.
El Partido Verde Ecologista de México es el ejemplo más claro de cómo las instituciones políticas de este país apuestan a la desmemoria y la simulación. En Oaxaca el ejemplo más nítido lo encarna José Antonio Estefan Gillessen, que ha hecho del Verde un nido de juniors y “nuevos liderazgos” que en otro estado darían vergüenza.
Apenas el 4 de abril Pepe Estefan, como le dicen sus serviles, fue ratificado como líder oaxaqueño por sexto año por la dirigente nacional del Partido Verde, a través de la senadora Karen Castrejón Trujillo, cuya historia política está ligada al exgobernador de Guerrero Héctor Astudillo, acusado también de nexos con el crimen organizado.
Un Partido Verde cuya vocación ecologista se limita a las fiestas de la noche del rábano y a la cantidad de raboverdes que hay en sus filas; no podría tener mejor dueño en Oaxaca de ese partido que un whiteindigena, cargo que le cayó como premio de consolación y se ratificó meses después de que fuera bajado de la diputación plurinominal local para integrar la LXVI legislatura.
Para el Partido Verde, nunca importó ni importa que sus liderazgos mientan o usen a los pueblos indígenas como carne de cañón y luego los desechen. El menor de los Garfias representa eso, ya que Pepe Estefan simuló ser indígena de Oaxaca para alcanzar diputación federal en 2021 de acuerdo al oficio MSMX/SM/1238/2021, obtenido a través de Transparencia, donde el dueño del verde en Oaxaca se hizo pasar por más zapoteca que la Sandunga.