Al frente. De perfil. Al lado. Entre iguales. Con banderitas rojas logueadas con el conejo priista y al lado del corrupto mayor de Tuxtepec, Antonio Sacre y toda su prole de servidores mutuos, el gobernador oaxaqueño desplazó al viejo rey por el que se avecina.
De ese tamaño fue la paseada que le dio Alejandro Murat a Fernando Dávila en su primera visita al municipio Tuxtepecano. Se pudo ver a Fernando Dávila contento, llevando de la mano al gobernador por calles y avenidas y acompañándolo en eventos políticos de corte partidista. El discurso de Fernando Dávila de la institucionalidad a prueba de todo fue la constante desde que asumió la antesala del poder y se confirmó que Alejandro Murat es su amigo, o al menos ese fue el mensaje de la primera visita del joven mandatario que entre alfombras trató al próximo munícipe que de igual forma ve en el gobierno del estado una puerta que salve a Tuxtepec de las deudas y los recortes presupuestales.