“Su firma fue un acto simbólico que, a casi un mes de haber sucedido, la hace figurar en varios escenarios políticos con importantes repercusiones locales, pues mientras unos ven su adhesión a Morena o con AMLO como una avanzada que cederá el paso su hijo José Luis Chávez Zavaleta en la aspiración de algún cargo de elección popular”
ANTONIO MUNDACA
Graciela Zavaleta Sánchez fue una de las activistas en derechos humanos que firmó el “Acuerdo Nacional” con Andrés Manuel López Obrador el 18 de marzo en el Zócalo de la ciudad de Oaxaca. Fue uno de los pocos personajes invitados que no recibió el abucheo de los presentes, quizá por la falta de conocimiento de su figura en la ciudad de Oaxaca, quizá porque la respalda una trayectoria de 25 años en la Cuenca del Papaloapan como la presidenta de la primera organización no gubernamental con registro en el estado.
Su firma fue un acto simbólico que, a casi un mes de haber sucedido, la hace figurar en varios escenarios políticos con importantes repercusiones locales, pues mientras unos ven su adhesión a Morena o con AMLO como una avanzada que cederá el paso su hijo José Luis Chávez Zavaleta en la aspiración de algún cargo de elección popular, una regiduría o armas para negociar su también reciente incorporación a Morena como una opción entre tantas tribus disputándose los espacios, otros ven su firma como la señal del grupo de Salomón Jara en la región del Papaloapan para hacerla una posible candidata a la diputación local por el distrito 02 de Tuxtepec el próximo año, si su salud se lo permite y las negociaciones entre las tribus obradoristas le dejan el carro completo al clan de los salomones, donde están identificados Irma Juan Carlos, Presidenta del Consejo Político del Comité Directivo Estatal, Laura Estrada Mauro, ex candidata a la diputación local y Miguel Ángel Vázquez, ex candidato suplente a la diputación federal por el distrito 01.