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AMOR DE CABARET | La provida

 

  • Pero es posible que para la diputada Mary Chuy ser una panista de cepa sea un halago, ya que gracias a esas ”convicciones” y nuestro sistema democrático donde abunda el influyentismo, ella ha podido ser diputada federal y diputada local sin haberlo obtenido en las urnas

 

Antonio Mundaca

 

La política tuxtepecana que mejor representa al PAN de pies a cabeza, es María de Jesús Mendoza Sánchez. Teniendo en cuenta que por décadas el panismo basó su ideología política en los grupos de ultra derecha vinculados a “El Yunque”, esta organización oscura y retrograda que quisiera volver a los tiempos cuando amarraban en los pueblos a los perros con longaniza, y cuya característica sociológica es definirse como católicos que defienden la patria de satanás y el comunismo,  y se persignan ante los movimientos sociales y están enquistados en el privilegio, la vanidad, la doble moral y procurar el Reino de Cristo en el alma y su proyección a lo social, movidos por la caridad y así buscar la santificación: el siglo XV y la inquisición para no echarle tanto choro.

Pero es posible que para la diputada Mary Chuy ser una panista de cepa sea un halago, ya que gracias a esas ”convicciones” y nuestro sistema democrático donde abunda el influyentismo, ella ha podido ser diputada federal y diputada local sin haberlo obtenido en las urnas. La última vez que compitió para ser diputada en el 2013, cuando la cúpula panista de verdad tenía poder con Gabino Cué como gobernador, ella se fue al tercer lugar en las preferencias haciendo una campaña gris tirándole a chapopote. Desde entonces, enquistada en la elite del PAN estatal y en una cuestionada dirigencia, ha mantenido su cuota de poder, que ya le alcanzó para volver a ser diputada local por la vía plurinominal, aunque en Tuxtepec no conozca nadie sus acciones. Ahora le dieron la candidatura para poder reelegirse representando al distrito 02 de Tuxtepec, y esto solo se explica porque Fernando Huerta Cerecedo decidió apoyar a Irineo Molina y Morena, cuidándose de la pandemia y porque el Comité del PAN de Oaxaca ignora que Mary Chuy nunca ha tenido base social en Tuxtepec y el panismo local tiene vacas muy flacas que siguen viviendo de añejas glorias, cuando eran un bastión estatal del que ahora solo quedan minucias.

Es cierto, es posible, a muchos panistas de closet, escuchar a Mary Chuy hablando de valores y principios y de defender la vida y estar contra el aborto le parezcan cosas importantes para sus convicciones, sobre todo porque han sido educados en el ámbito cristero, y que la mujer decida sobre su cuerpo y entender que un cigoto no es una persona, a menos que antepongas la religión sobre la ciencia, como en el medievo, son cosas “vitales” para preservar el reino del dios cristiano.

La doble moral, mientras centenares de mujeres en Tuxtepec todavía abortan de forma clandestina exponiendo su vida, no deberían ser cosas de los inventos del infierno, pero tenemos a una aspirante a un cargo popular que cree que sí, porque para ella, Tuxtepec todavía está en el siglo XVI y debe ser gobernada por castas como quieren las corrientes de ultraderecha muy ligadas al fascismo.

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