Amor de Cabaret
Antonio Mundaca
Antonio Mundaca estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Veracruzana. Ha sido becario de la Fundación Gabo y es miembro de la Red de Periodistas de A Pie. Es corresponsal de El Universal, colaborador de Pie de Página, cofundador y reportero de El MuroMx. Obtuvo una mención honorífica en el Premio Nacional de Periodismo 2022 y el Premio Estatal de Periodismo y Derechos Humanos de Oaxaca en 2017.
Flavio Sosa ha sido un ave de tempestades siempre y su nombre sale a la escena pública cada cierto tiempo porque se reinventa, o mejor dicho se recicla, sobre todo cuando se trata de estar cerca del erario público y la estructura política de turno lo reutiliza, porque siempre ha servido a los intereses del sistema, de izquierda (Obrador), de derecha (Fox) o donde convenga (URO), al menos eso exhiben los documentos que el colega Pedro Matías nos compartió a esta casa editorial y que documentó en su columna ¿Que Pasa Pedro? en la que asegura que Flavio Sosa presuntamente cobró millones de pesos en el sexenio de Ulises Ruiz y otros gobiernos corruptos de los que simuló ser opositor.
Desde hace unas semanas volvió a estar su nombre en la agenda después de que se apagaran las críticas, luego de que el gobernador Salomón Jara lo nombrara Secretario de Cultura, el 1 de enero, con el argumento de que “es poeta y un hombre culto”; un nombramiento que tras bambalinas, el sector cultural, periodistas, organizaciones sociales o incluso sectores afines a la izquierda, pensaban primero que era una broma, luego que era una burla y después de la incredulidad, entendieron que se trataba de una nueva torpeza del gober para cumplir con cuotas a los cuates y a las tribus.
Pero subió a la agenda de nuevo a finales de abril, casi como un distractor. Fue llevado de urgencias en helicóptero a Puebla por una presunta intoxicación, y eso debería estar bien, los revolucionarios merecen ser salvados por el régimen que juraron destruir, aunque el mismo régimen, reciclado y gatopardista, lleve meses manteniendo al sistema de salud de Oaxaca en crisis, sin insumos, medicamentos o personal capacitado, “lo hubieran llevado al Hospital General Aurelio Valdivieso como al pueblo bueno”, se leyó cientos de veces en las redes sociales.

Hace apenas una semana circuló un video grabado por ciudadanos de la capital, donde Flavio Sosa orinaba en la vía pública, y sus adversarios de inmediato le pusieron la puya, compartiéndolo en redes sociales, colocándolo en medios de comunicación y surgieron caricaturas que titulaban: “el Secretario de Cultura méon”, y que resultó ser un video de 2021.
Los compás del Secretario se lanzaron a victimizarlo por “las campañas sucias de la derecha”, entre sus cuates hubo algún fan de Salvador Díaz Mirón, que le hizo una oda y comentó “hay aves que cruzan el pantano y su plumaje no se mancha”, los comentarios eran: “no es un ave, es un zopilotote”, y bueno los corifeos a defender lo indefendible.
Haya sido en 2021 o en 2025, Flavio Sosa era el personaje del video orinando borracho en la vía pública ayudado, salvado y escoltado por policías, abusando del poder, usando el influyentismo en la cúspide del poder de la izquierda de las barricadas y demás mitos.
En medio de eso una colega me dijo que a Flavio Sosa lo quieren o lo detestan, como a Cuauhtémoc Blanco, le faltó añadir que sobre todo lo quieren las mujeres poetas y si son jóvenes mejor, ya que muchas aceptarían ser madrastras de su hija, que sí escribe de verdad. Una manera triste y sutil de normalizar la violencia, ya que Flavio Sosa alguna vez fue denunciado por colectivos feministas, un ejemplo: el 26 de noviembre de 2020, la Marea Verde de Oaxaca lo exhibió en sus marchas como acosador con la táctica seductora de los poetas malditos de bolsillo, poemas y poemas de amor romántico, aunque las niñas le dijeran: “cállese viejo asqueroso”.


