En la semana más complicada en materia de seguridad pública en lo que va del trienio de Antonio Sacre Rangel -que dejó del 23 de agosto al 1 de septiembre 7 personas ejecutadas- se le ocurrió al Presidente Municipal tomar vacaciones en Veracruz. Se enfundó su ropa más fina, sus botas puntiagudas, su sombrerote y su disfraz de marinero ranchero y con lentejuelas de regalo se fue a la boda de Beatriz García Casado, hija de Yamil García Kuri y nieta de Don Javier García Sánchez. Al que Antonio Sacre nombró “hombre distinguido” de Tuxtepec y le agradeció la paternidad sustituta con sendas obras millonarias en su administración-.
Y así, vestido de mariachi, el 27 de agosto “El Gordo” Sacre fue visto en la iglesia “La Gran Madre de dios” ubicada en la avenida Tuero Molina, de la Col. Zaragoza del puerto jarocho. Tomó la hostia de manos del ex obispo tuxtepecano, José Antonio Fernández Hurtado, que viajó desde Durango para echar bendiciones a los poderosos.
Sacre se echó sus tequilas con la crema y nata de Veracruz, no sin antes facturar los recuerditos y hospedajes al ayuntamiento de Tuxtepec. Mientras el oneroso munícipe se echaba sus alipuses y se convertía en el chocholazo de la alta alcurnia en el puerto vecino, custodiado por tres patrullas llenas de policías municipales; en Tuxtepec arribaba el ejército, la policía federal y la zozobra invadía a los tuxtepecanos que veían sus calles convertidas escenario de balaceras y asesinatos.